lunes, 27 de octubre de 2008

Ética y anticoncepción

LEE EL TEXTO QUE SIGUE, Y PARTIENDO DE LOS FINES DE LA RELACIÓN SEXUAL, EXPLICA PORQUÉ ES INMORAL EL USO DE ANTICONCEPTIVOS.

Para entender lo que está permitido en las relaciones conyugales es necesario primero apreciar que estas relaciones se ubican dentro de un gran y amoroso plan de Dios. El plan de Dios sigue vigente aunque pocos lo obedezcan. Es posible vivirlo porque Dios da la gracia. Al entender y respetar el valor cristiano de la sexualidad, el matrimonio es capaz de expresar un amor auténtico que les llevará a la deseada felicidad.
Las relaciones conyugales tienen dos fines: El amor unitivo del matrimonio y la procreación de los hijos (apertura a la vida).
Amor unitivo
El amor requiere del matrimonio fidelidad y permanencia. Las relaciones sexuales constituyen un lenguaje con el que la pareja se dice mutuamente: "yo te amo incondicionalmente, fielmente, para siempre y con todo mi ser. Estoy comprometido/a a formar contigo una familia". En ese contexto, es normal y bueno que dentro de la relación conyugal hayan muestras del amor que los une y les hace felices de estar juntos. Estas muestras de amor son muy diversas e íntimas, son un don de Dios y del cónyuge.
Pero lamentablemente nuestra cultura le da mas valor al placer sexual que a los compromisos del amor conyugal. Esto provoca que muchos se crean fantasías y obsesiones sexuales y buscan a su conyugue para satisfacerlas. Entonces falta la honestidad y la pureza de intención. Ya no es en verdad una expresión de amor sino que se utiliza al cónyuge grosera y egoístamente. En vez de relacionarse como esposos que se aman, se busca al otro como objeto de placer. Entonces, si no se produce el placer anticipado se aumenta la explotación... se utilizan videos, libros eróticos, artefactos... También hay quienes recurren a fantasías en las que se quiere incluir a otras personas en la intimidad matrimonial. Sea en la forma que sea, aunque de pensamiento, si es consentido, constituye una forma de adulterio que es un grave pecado contra Dios y contra el amor conyugal cristiano. Nadie tiene derecho de imponer semejantes aberraciones a su cónyuge. Son denigrantes e indignas de personas que se aman. Estos comportamientos no se deben jamás aceptar. Si se permite una vez o en alguna forma, se abre el camino para que se arraigue el vicio y después será mas difícil detenerlo. Para evitar estas cosas es necesario continuamente cultivar y proteger la visión cristiana del matrimonio y evitar las tentaciones que el ambiente presenta.
Debo de aclarar que no es el placer lo que es malo sino el anteponerlo al amor. Como la carne tiende fuertemente a irse tras el placer, esta tendencia solo se vence cuando se entrena el corazón, renunciando las impurezas y dedicándose al servicio generoso. De lo contrario, los apetitos carnales van tomando fuerza y se imponen. La capacidad de amar se va reduciendo proporcionalmente.
Procreación de los hijos
La apertura a la vida es contraria al uso de anticonceptivos.
La anticoncepción o "control de la natalidad" es la interferencia deliberada en el acto marital para prevenir la concepción. La Iglesia Católica siempre ha enseñado que la anticoncepción es inmoral. La persistencia de los documentos papales sobre este tema indica que se trata de la enseñanza constante de la Iglesia.
Para comprender la enseñanza de la Iglesia sobre la anticoncepción es necesario comenzar por apreciar el propósito maravilloso de Dios para el amor conyugal.
La Encíclica Humanae Vitae confirmó la enseñanza de la Iglesia declarando inmoral "toda acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga, como fin o como medio, hacer imposible la procreación" HV, 14.
"En previsión del acto": Es por lo tanto inmoral el uso de cualquier sustancia farmacéutica anticonceptiva (Ej.: píldora anticonceptiva), de todo tipo de preservativo, de la espiral del útero, o cualquier otro medio artificial que se utilice como fin o como medio para evitar la procreación. En cuanto a la esterilización (perpetua o temporal), la encíclica enseña: "Hay que excluir igualmente, como el Magisterio de la Iglesia ha declarado muchas veces, la esterilización perpetua o temporal, tanto del hombre como de la mujer" (HV, 14).

"En su realización": Es por tanto inmoral la interrupción del acto para eyacular fuera de la vagina.

"En el desarrollo de sus consecuencias naturales": Es inmoral la "interrupción directa del progreso generador ya iniciado y sobre todo el aborto directamente querido y procurado, aunque sea por razones terapéuticas" (HV,14). Prohíbe por tanto prácticas tales como:

Abortivos
-"lavados" que impiden la fertilización o que anide el embrión en el útero
-la píldora "anticonceptiva" que en realidad también puede causar el aborto.
-la "píldora del día después" (es abortiva)
-los dispositivos intrauterinos, ya que estos actúan primariamente como un abortivo al prevenir la implantación en el útero del embrión, ya de una semana de concebido.,

Alternativa: Planificación familiar.

Utilizando métodos que son morales, muy eficientes, fortalecen al matrimonio y no tienen efectos negativos. No se deje engañar. ¡La alta precisión de estos métodos está científicamente comprobada!

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